Vecinos de Pilar y el Municipio de Escobar le reclamaron al intendente Nicolás Ducoté que inste a las polémicas termoeléctricas a que cesen con los ruidos molestos.

La contaminación sonora es una de las principales quejas de los habitantes cercanos a las plantas APR Energy y Araucaria, construidas en Villa Rosa, en el límite con Escobar.

Si bien las usinas estuvieron frenadas durante varios meses, por una medida cautelar impulsada por una agrupación vecinal, esa acción fue levantada, por lo que las firmas continuaron trabajando.

Mientras se debate aún en la Corte Suprema la legalidad de las termoeléctricas, vecinos entienden que no deberían estar en la zona donde las emplazaron porque está rodeada de áreas residenciales, las quejas continúan.

Los vecinos aseguran que el ruido de las turbinas en determinados momentos es “insoportable”, y añadieron que incluso hace temblar las ventanas de las casas cercanas.

Desde el Municipio de Pilar siempre habían asegurado que las plantas funcionarían una vez que se instalen paneles insonorizantes y barreras forestales para morigerar el impacto acústico, algo que aún no habría sucedido en toda su extensión.

Además, el intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk, también le solicitó a Ducoté que intervenga.

“En representación del partido de Escobar y en particular de los vecinos de la localidad de Matheu, le solicité al intendente de Pilar, Nicolás Ducoté, que tome las medidas necesarias para que cese la contaminación sonora generada por las termoeléctricas Matheu II y Matheu III, que funcionan en la localidad de Villa Rosa, en el distrito vecino, pero también afectan a nuestro municipio”, expuso Sujarchuk en una carta pública, donde añadió que aún queda pendiente la resolución judicial.


“También sigue en pie la causa que iniciamos ante el Supremo Tribunal de Justicia de la provincia de Buenos Aires, en la que solicitamos reiteradamente al Juzgado que instruye nuestra demanda que dé lugar a la medida cautelar presentada”, concluyó el mandatario escobarense.

Además de los ruidos, los vecinos y agrupaciones ambientalistas sostienen que las plantas generarán contaminación en las aguas y el aire, al soltar gases potencialmente peligrosos fruto de la combustión del gasoil.

Y aducen que la acumulación de millones de litros de combustible, además del gas de alta presión, hacen que ese tipo de plantas deban estar instaladas en áreas lejanas a residencias.

Desde las firmas siempre señalaron que las quejas vecinales son “exageradas”, y manifestaron que cumplen con todos los requerimientos ambientales, además de trabajar a gas natural, y a gasoil solo en casos excepcionales y libre de azufre, por lo que los gases no son dañinos.