Martes, 18 Marzo 2025 16:11

Pinamar: 5 motivos para visitarla antes que termine el verano

El verano está entrando en la recta final, pero eso no significa que debas guardar la malla y la protección solar. A veces las mejores experiencias playeras suceden justo cuando el calendario marca los últimos días de la temporada estival. Pinamar, ese rincón bonaerense que tantas postales perfectas nos regala, tiene un encanto especial cuando marzo comienza a avanzar.

Mientras Mar del Plata sigue repleta de turistas hasta el último suspiro del verano, y Villa Gesell mantiene su bullicio juvenil, Pinamar ofrece algo distinto cuando la temporada alta empieza a despedirse.

Si vivís en Pilar y todavía no decidiste qué hacer con esos días libres que te quedaron pendientes, acá te contamos cinco razones para darle una oportunidad a este clásico de la costa atlántica que queda a tan solo 420 kilómetros de casa.

El lujo de estirar la toalla donde quieras

Durante enero e incluso febrero, encontrar un espacio en la playa puede convertirse en misión imposible. La imagen típica: sombrillas pegadas unas contra otras y caminitos estrechos para llegar hasta la orilla. Pero cuando marzo avanza, todo cambia.

Las playas de Pinamar se vuelven repentinamente espaciosas. Ese lugar privilegiado cerca del mar que siempre está ocupado ahora puede ser tuyo. La marea baja al atardecer deja kilómetros de playa firme, perfecta para esas caminatas donde el único sonido es el vaivén de las olas.

Mientras tanto, los servicios siguen funcionando casi con normalidad, pero sin las filas interminables. ¿No tenés auto o preferís evitar el cansancio de manejar? Buscar pasajes de colectivo para ir a Pinamar desde Pilar resulta sencillo, y así aprovechás mejor cada minuto de descanso.

 

Un balneario que cuida lo que tiene

Hace unos años, los vecinos de Pinamar se cansaron de ver plásticos enterrados en la arena y flotando en el mar. De ese hartazgo nació un movimiento que cambió la cara del lugar. De forma sostenida, Pinamar se convirtió en pionera nacional prohibiendo bolsas, sorbetes y vasos plásticos.

La fundación "Yo amo mi playa" logró lo que parecía imposible: modificar hábitos arraigados por décadas. Ahora, en vez de artículos descartables, los comercios ofrecen alternativas biodegradables. Y la diferencia salta a la vista.

Durante esta época del año se nota más este cuidado. Sin las multitudes de enero, la basura disminuye naturalmente y los equipos de limpieza pueden trabajar con mayor eficiencia. El resultado: playas más limpias que en muchos otros destinos costeros.

Calles que no siguen la lógica habitual

Pinamar sorprende por su trazado urbano, tan distinto al damero tradicional argentino. Muchas de sus calles son curvas porque siguen el contorno natural de las dunas que existían antes que la ciudad. El arquitecto Jorge Bunge, allá por los años 40, se negó a aplanar el terreno y prefirió adaptar la urbanización al paisaje.

Esto crea rincones inesperados. Doblás una esquina y de repente aparece una plaza escondida. Tomás una calle que parece ir hacia el mar y termina en un mirador natural sobre las dunas forestadas. Esa sensación de descubrimiento constante es parte del encanto de recorrer Pinamar caminando.

La Avenida Bunge funciona como columna vertebral, pero las verdaderas joyas están en las calles laterales. La calle Nautilus, por ejemplo, serpentea entre pinos altísimos creando un túnel verde que muchos locales consideran el paseo más lindo cuando el sol empieza a bajar.

Precios que vuelven a la tierra

No hay que darle muchas vueltas: visitar Pinamar en temporada alta significa pagar precios altos. Es la ley de la oferta y demanda en su expresión más pura. Pero cuando febrero termina, la realidad económica cambia considerablemente.

Los hoteles empiezan a ofrecer noches adicionales sin cargo o descuentos significativos. Los restaurantes, que semanas atrás tenían filas en la puerta, ahora reservan las mejores mesas para quienes llegan sin reserva. Incluso los alquileres temporarios pueden negociarse con márgenes imposibles durante enero.

Esta nueva realidad permite disfrutar de la gastronomía local sin hipotecar la tarjeta. Desde el pescado fresco en restaurantes con vista al mar hasta las clásicas parrillas argentinas, la experiencia gastronómica mejora cuando los cocineros no tienen que preparar veinte platos a la vez.

Una agenda cultural que se resiste a terminar

Contra lo que muchos piensan, la actividad cultural de Pinamar no baja la persiana cuando febrero termina. De hecho, algunos eventos más interesantes ocurren justamente cuando la temporada alta concluye.

El festival cinematográfico "Pantalla Pinamar" suele programar algunas de sus proyecciones más exclusivas para estas fechas. Los encuentros literarios organizados por Editorial Planeta continúan durante los fines de semana con escritores que prefieren el ambiente más relajado.

Las actividades deportivas también se mantienen: torneos de beach volley para amateurs, clases abiertas de yoga frente al mar y caminatas guiadas por los senderos forestados cobran un nuevo sentido cuando el clima sigue siendo cálido pero las multitudes desaparecen.

Y después de todo, ¿hay algo más lindo que esos últimos baños de mar sabiendo que pronto llegará el otoño? Pinamar espera a los pilarenses con sus playas más tranquilas, sus atardeceres rojizos y esa sensación única de estar aprovechando un verano que otros ya dan por terminado.

Te puede interesar Sociedad

Te puede interesar Sociedad

Camioneros - Banner
No Internet Connection