El Hospital Universitario Austral continúa consolidando su Proyecto de Humanización de Cuidados Intensivos, una iniciativa de vanguardia que aboga por un cambio de paradigma en el tratamiento de pacientes en estado crítico o con potencial riesgo de vida. Se trata de un modelo asistencial de calidad, multidisciplinario e integral, que fomenta un ambiente más cálido y personalizado tanto para los pacientes como para sus familias, contrarrestando así los potenciales efectos adversos de permanecer en terapia intensiva durante varios días.
El ingreso en una unidad de cuidados intensivos supone una ruptura brusca y absoluta con la vida cotidiana. La internación, si bien es fundamental para salvar vidas, puede generar sentimientos de aislamiento, ansiedad, depresión y confusión, que ralentizan la recuperación del paciente y perjudican su estado anímico. El Proyecto de Humanización de Cuidados Intensivos atiende las dimensiones emocionales, psicológicas y espirituales de la persona, además de las físicas: al hacer más amena la internación, mejora el estado anímico del paciente, también su descanso, se previene el delirium y se acelera su recuperación, entre otros beneficios.
Naturaleza que cura: paseos por los jardines
Sentir la brisa y la luz del sol en el rostro, observar el verde de plantas y árboles, oler el aroma a tierra fresca y escuchar el canto de las aves, son sensaciones que nutren el alma, calman la mente y rejuvenecen el espíritu. Por eso, el Hospital Universitario Austral puso en marcha SaNar, salidas a la naturaleza, una iniciativa que permite que pacientes de terapia intensiva puedan visitar sus jardines, en paseos que se realizan en compañía de médicos y enfermeros y que habitualmente duran cerca de 60 minutos.
“Para nosotros, la seguridad de la persona es prioritaria; por eso, los paseos se llevan a cabo con atención permanente y, en ocasiones, soporte de equipamiento”, señala Daiana Pugliese, enfermera especializada en cuidados intensivos que lidera el Comité de Humanización y Ética del Hospital Universitario Austral. Subraya la experta que, una vez en el parque, “en todo momento el paciente está siendo monitoreado, respetándose un estricto protocolo de seguridad que creamos tras investigar distintos estudios de centros médicos del mundo que ya han adoptado este tipo de experiencia”. Pugliese comparte un ejemplo sumamente elocuente: “Tuvimos un paciente que, a la espera de un trasplante de corazón, debió permanecer tres meses internado en terapia intensiva. Él pensó en desistir en reiteradas ocasiones, no aguantaba el encierro. Pero, gracias a SaNar, se sobrepuso y, con la energía renovada, recibió su nuevo corazón. Hoy está en su casa, ya recuperado”.
Otras iniciativas del Proyecto de Humanización de Cuidados Intensivos
SaNar, salidas a la naturaleza es una de las tantas medidas implementadas por el Hospital Universitario Austral en el contexto de su Proyecto de Humanización de Cuidados Intensivos: una propuesta innovadora inspirada en exitosos programas de prestigiosos centros de salud del mundo, cuya literatura médica confirma que, al hacer más amena la internación, mejora el estado anímico del paciente, se previene el delirium y se acelera su recuperación física.
Entre las medidas estudiadas y adoptadas por el Proyecto de Humanización de Cuidados Intensivos figura que, por ejemplo, el paciente tenga un acompañante las 24 horas del día. Esto difiere sustancialmente de lo que ocurre en muchos otros hospitales del país, donde las visitas –restringidas– duran solo una hora. Además, los familiares que así lo deseen pueden participar de los cuidados de su ser querido –por ejemplo, el baño o la curación de ciertas heridas– tras ser instruidos por el personal del Hospital Universitario Austral para, de esta manera, asistir a sus seres queridos.
A sabiendas de la importancia crucial del sueño reparador, el Proyecto de Humanización de Cuidados Intensivos también contempla un asunto de vital relevancia como el descanso nocturno. Se han optimizado los horarios de las rondas médicas y de enfermería, además de disminuirse notablemente los ruidos. Asimismo, como parte de este programa, se ha creado Patitas de Guardia, una iniciativa que permite el ingreso de las mascotas perrunas a las Unidades de Cuidados Intensivos. Esto sucede en condiciones controladas y seguras, bajo estricto protocolo, y con la certeza de que el contacto con animales consigue reducir el estrés, la ansiedad y la sensación de soledad en pacientes que deben permanecer en terapia por períodos extendidos de tiempo.
“Entendemos el impacto psicológico y emocional de la internación en terapia intensiva. Sabemos que es una situación difícil y compleja, tanto para el paciente como para su familia. Por eso trabajamos para seguir incorporando y afianzado las mejores prácticas que no solo contribuyen al bienestar de las personas sino que, además, sirven de modelo a otros centros de salud del país para ejercer la medicina de una manera más humana”, concluye Pugliese.