Además de la furiosa trepada en los contagios desde abril, que logró detenerse gracias a las medidas restrictivas, otra característica que muestra la segunda ola de la pandemia del coronavirus es el ingreso de pacientes jóvenes a salas de terapia intensiva.
Eso ocurre, entienden las autoridades sanitarias, debido a una multiplicidad de factores. Hay muchos más contagios en jóvenes y adultos menores de 59 años, y no están vacunados, a diferencia de los mayores de 60 años que, en su mayoría, tiene al menos una dosis.
Además, aunque aún no está del todo claro, la circulación de variantes del coronavirus como la de Manaos parecen incrementar el riesgo en jóvenes, según estudios preliminares.
Según explicó el titular de Salud de Pilar, Hernán Galimberti, los internados entre 40 y 59 años representan el 30% de las personas que se encuentran en terapias.
Es por eso que el gobierno apuesta todas las fichas a la llegada masiva de vacunas (en mayo se esperan casi 4 millones de inmunizantes de Aztraseneca) no solo para terminar de cubrir a los grupos de riesgo, sino también para avanzar en el resto de la población.
«Hemos visto gente más joven, sobre todo entre 40 y 59 años, que el año pasado no lo veíamos. Un 30% de las salas de terapia tienen personas en ese rango etario internadas», reveló Galimberti en diálogo con el programa Agenda Propia FM (105.9).
De hecho, casi el 40% de los decesos registrados en Pilar en las últimas semanas corresponden a pacientes que tenían menos de 59 años, de acuerdo a datos oficiales del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.
Covid: se desacelera la baja en los contagios en Pilar https://t.co/kU8Hf6uFU4
— Pilar de Todos (@PilarDeTodos) May 12, 2021
Vacunación
En Pilar ya se comenzó a vacunar a personas de entre 18 y 59 años con enfermedades de base (empezando por las personas de más edad), el Municipio calcula que una vez concluido el invierno esa población ya estará cubierta, y se podrá avanzar con el resto de la población.
De acuerdo a datos oficiales, casi 60 mil personas recibieron al menos una inyección, sobre una población total de 378 mil hanitantes.
«(La llegada de vacunas, por los 4 millones de Astrazeneca) es una noticia positiva y muy importante. Es una herramienta muy importante para afrontar la pandemia. Pero la gente debe seguir cuidándose, la vacuna no implica que eso se deje de lado», explicó Galimberti, quien recordó que el distrito tiene una capacidad para inocular a unas 3 mil personas por día, aunque actualmente los niveles, de acuerdo a la disponibilidad de inyecciones, rondan las 1.000 por jornada en promedio.
«La capacidad de ampliar está, incluso se ha ofrecido al gobernador (Axel Kicillof) y al ministro (de Salud, Daniel Gollan) que si se requiere aumentar 1 piso o 2 pisos más en el vacunatorio del KM 46 se puede ampliar. Para Pilar, con lo que tenemos, estamos más que bien. Estamos a un ritmo superior a muchos municipios vecinos y el sistema es solidario para que sea todo de manera pareja de acuerdo a la población de riesgo estimada.
«Se empezó a vacunar a menores de 59 años con enfermedades crónicas, si tenemos un buen ritmo de vacunas, antes de que finalice el invierno se va a ir vacunando a gente sin enfermedades crónicas. A medida que los países del primer mundo vacunen y vayan liberando vacunas, va a ser más fácil», añadió.
Segundas dosis
Galimberti, además, explicó que se está avanzando en la inoculación de segundas dosis, tanto de Sputnik como de Sinopharm, pero recordó que ya con una inyección se generan anticuerpos para prevenir enfermedades graves.
«A partir de mañana se empiezan a aplicar segundas dosis, sobre todo de Sputnik, y el segundo componente va a tomar más ritmo en los próximos días. No tienen que pasar los 21 días exactos, hay varios meses en donde se puede aplicar la segunda dosis. Y con una dosis ya hay una inmunidad de anticuerpos y celular para prevenir enfermedades graves.», concluyó Galimberti, quien admitió, por otro lado, que «se nota un descenso» en el ritmo de baja de casos, al tiempo que añadió que el sistema sanitario aún continúa trabajando tensionado, con un nivel de ocupación de camas críticas de alrededor del 80%.
