Jueves, 09 Octubre 2025 10:17

La ley que limita a Javier Milei el uso de los DNU fue modificada en Diputados y ahora debe volver al Senado

El artículo 3 no alcanzó la mayoría absoluta. Establece un limite temporal después del cual los decretos se caen si no son refrendados. El Gobierno gana tiempo político


El Gobierno ganó tiempo y respira de alivio. A último momento logró doblegar algunas voluntades en el recinto y logró que, durante la votación en particular de la reforma de la ley reglamentaria de los decretos de necesidad y urgencia (DNU) y decretos delegados, uno de los artículos -el tercero- no consiguiera superar la mayoría absoluta de los votos (129 voluntades). Ergo, la iniciativa retornará al Senado, que le había dado media sanción.


La votación finalizó 140 votos a favor, 80 en contra y 17 abstenciones, en su mayoría de la UCR. Sin embargo, el artículo tercero del proyecto consiguió 127 votos positivos. Le faltaron dos para alcanzar la mayoría que exige la Constitución.

El oficialismo calificó la ofensiva opositora de “desestabilizante” y rechazará la reforma de la ley que reglamenta el uso de los DNU, que ya cuenta con media sanción del Senado. Es que, de ser convertido en ley, el Poder Ejecutivo estará obligado a conseguir, en un plazo de 90 días, el apoyo de ambas cámaras legislativas para sostener la validez de sus decretos. Si no lo logra, el decreto queda derogado.


La iniciativa empodera al Congreso pues dispone, además, que bastará con que una sola cámara rechace un DNU o decreto delegado para dejarlo sin efecto; la norma actual exige el rechazo de las dos cámaras. En definitiva, la reforma pretende erradicar el artilugio de la “sanción ficta” contenida en la ley 26.122 que impulsó la entonces senadora Cristina Kirchner: la convalidación de los decretos a partir del silencio del Congreso.

“Nadie puede pecar de ingenuo ni creer que el kirchnerismo con su dictamen de mayoría quiere mejorar las instituciones de la república. Al contrario, se propone desestabilizar al Gobierno, generando una mayor inseguridad jurídica”, advirtió Nicolás Mayoraz, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales.

“Con este diseño (que plantea la reforma de la ley), que viola la Constitución, se pretende instalar el gobierno del Congreso, una suerte de democracia parlamentaria, en el que ya no será el Poder Ejecutivo el que tome las decisiones”, agregó.

“Esta ley tiene claramente un interés de desestabilizar al gobierno nacional. Cada vez que el kirchnerismo no gobierna, entorpece. Cuanto peor, mejor”, alertó el también libertario Álvaro Martínez.

La posición de los opositores


Los opositores, en sus discursos, aseveraron que la intención de la reforma no es limitarle las facultades al presidente Javier Milei de dictar decretos, sino evitar que el Poder Ejecutivo haga uso y abuso de esta herramienta; junto con los vetos a las leyes opositoras, el Gobierno ha buscado esquivar sistemáticamente al Congreso, alegaron.

“Esta ley no atenta contra la gobernabilidad, al contrario, es a favor -replicó Nicolás Massot (Encuentro Federal)-. Esta reforma sirve para que el Gobierno entienda que no se puede gobernar con un tercio de legisladores en una de las cámaras y que necesita formar mayorías. Si no lo hace, no hay tercio que los salve.”

Por su parte, Miguel Pichetto (Encuentro Federal) indicó que si bien él votó la norma en 2006, cuando la impulsó la entonces exsenadora Cristina Kirchner, consideró pertinente su reforma por el uso excesivo que, a su juicio, hicieron de esta herramienta los distintos gobiernos.

“En el tiempo que estamos viviendo, esta mecánica del Gobierno, con el abuso de los vetos, de los DNU, es un dato muy negativo y constituye una visión muy limitada de la democracia -sostuvo-. Este no es una iniciativa contra el Gobierno ni contra el presidente, los DNU son un elemento necesario pero deben ser tratados con seriedad por parte del Ejecutivo”.

El diputado Juan López (Coalición Cívica) cuestionó al kirchnerismo por el uso y abuso de los DNU mientras ejerció el gobierno -pese a que dominaba ambas cámaras- pero también a la administración libertaria “por el abuso total en el uso de los decretos, una práctica que vuelve a alertar sobre la institucionalidad”.

El radicalismo, dividido


El radicalismo, que ha sido un histórico detractor de la ley 26.122, mostró posiciones divididas en esta oportunidad. En el Senado votó a favor de la reforma, pero en la Cámara de Diputados el bloque que conduce Rodrigo De Loredo no hizo lo mismo y buscó una diagonal para zafar del dilema: pedir que la reforma rija a partir de 2027.

“Exigirle en tiempo récord a un gobierno que no tiene un solo gobernador, un solo intendente y cuenta con un puñado de legisladores, lo que no se le exigió a los gobiernos anteriores constituye un hecho que los desestabiliza institucionalmente”, alegó De Loredo.

En cambio, el radical Julio Cobos se desmarcó de su bloque y anticipó su apoyo a la reforma. “Es necesario que que los DNU tengan la misma jerarquía de una ley tradicional”, sostuvo.

La defensa liberal


En la otra vereda, el libertario Santiago Santurio embistió contra los bloques opositores que acuerdan las ofensivas con el kirchnerismo. “Dicen que nosotros somos iguales a los kirchneristas; iguales son aquellos que votan con ellos. Tienen la misma agenda; son una estafa”, alegó.

En la misma línea, desde el bloque Pro el diputado Damián Arabia les pidió a los bloques opositores que no sean funcionales al kirchnerismo en su intento de bloquear al Gobierno. “Les pido que pensemos en el sentido de la ética de la responsabilidad de (Max) Weber: que más allá de nuestras intenciones, lo que importan son las consecuencias”, exclamó Arabia levantando la Constitución Nacional con el brazo.

En una posición más neutral, el diputado Ricardo López Murphy advirtió que si se llegó a esta instancia fue por la incapacidad del oficialismo para dialogar con la oposición. “Los errores políticos se pagan”, alertó. Y si bien se mostró contrario al abuso de los DNU, admitió que su temor es que esta reforma sea considerada inconstitucional.

Paradojas


El debate, por momentos intenso, no deja de desnudar ciertas paradojas. Una de ellas, que el oficialismo defienda con uñas y dientes una ley que lleva el sello de la exsenadora Cristina Kirchner, demonizada por los libertarios. La otra, que el kirchnerismo no abrió la boca en toda la sesión: la única del bloque de Unión por la Patria que defendió la reforma fue Mónica Litza, quien responde a Sergio Massa.

“El problema no es el instrumento (los DNU) sino cómo se han utilizado. Hubo decretos que ampliaron derechos, como el de la Asignación Universal por Hijo”, enfatizó. (DIB)

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