Los 10 efectivos policiales acusados por el crimen de Sofía Fernández declararon y seguirán detenidos.
Se trata de los efectivos aprehendidos la semana pasada en el marco de una causa que investiga el asesinato de Sofía, una mujer trans que fue encontrada muerta en un calabozo de la comisaría 5ta. en abril del año pasado, lugar en el que se encontraba detenida por un presunto robo.
Los uniformados declararon ante un grupo de fiscales formado por Manuel Cayuela, titular de la UFI de Violencia de Género de Pilar, la ayudante fiscal Victoria Santamaría y el fiscal Esteban Álvarez de San Isidro.
La mitad de los imputados está acusado de homicidio triplemente calificado por odio a la identidad de género, por el concurso premeditado de dos o más personas y por ser perpetrados por miembros integrantes de la fuerza policial, Son los efectivos Carlos Rodríguez, Yésica Isabel Núñez, Viviana Ruiz, Gonzalo Germán Robles y Ezequiel Francisco Ávalos Ibáñez.
Los otros cinco implicados están acusados por encubrir el crimen y haber adulterado pruebas. Se trata de Daniel Eduardo Salerni (quien en ese entonces era el jefe de la dependencia), Miriam Valor, Gabriela Miño, Camila Pitulak y Gustavo Gabriel Camacho.
El abogado de la familia de Sofía, Ignacio Camillo, adelantó en declaraciones al programa Agenda Propia (105.9) que los uniformados acusados por el crimen podrían ser condenados a prisión perpetua, mientras que a los otros les cabrían penas de hasta 12 años.
Los efectivos declararon durante varias horas ante los fiscales, quienes decidieron que permanezcan detenidos.
El crimen
Sofía Fernández (38), estaba por empezar la carrera de enfermería y era docente.
Fue detenida en abril del año pasado al verse involucrada en un supuesto intento de robo, aunque nunca quedó del todo claro la circunstancia de su aprehensión.
Dos días después, su cadáver fue encontrado en uno de los calabozos de la comisaría 5ta. de Derqui.
En primera instancia, los Policías explicaron a la familia de Sofía que la mujer había fallecido por "muerte súbita", y más tarde deslizaron la posibilidad de un suicidio.
Sin embargo, la autopsia reveló que Sofía había muerto por asfixia, al tiempo que se encontraron trozos de un colchón y de su ropa interior en las vías respiratorias.
Además, el cuerpo presentaba golpes. Se cree que todo comenzó cuando Sofía se negó a ser detenida en un calabozo con otros hombres.
Las pericias indicaron que actuaron tres o más personas, quienes la sujetaron, además de que “no se puede descartar la concurrencia de maniobras de abuso sexual por vía anal, dado los hallazgos cito genéticos”.
Para los investigadores el móvil del crimen fue el “odio por la identidad de género de la víctima”.