La ambientalista pilarense Erica Hahn estuvo a punto de ser estafada, en el marco de la venta de un automotor.
Es que un hombre se contactó con la mujer y aseguró que quería comprarle el auto que ella tenía a la venta.
Para avanzar con la transacción, el sujeto le pidió algunos datos personales bancarios, como el CBU, su CUIL y nombre y apellido.
Hasta ahí, todo se encaminaba por carriles normales. Hasta que el hombre la volvió a contactar, y le dijo que le había transferido más dinero del que correspondía, por lo que necesitaba que se lo devuelva con urgencia, una mecánica muy utilizada por ciberestafadores.
«El tipo me enroscó, me dijo que me transfería el dinero. Me di cuenta que me empezaron a mandar unas claves, me mandaron a un cajero, y me pidieron que empiece a hacer unos pasos, porque me había transferido más dinero del que correspondía y necesitaba que se lo devuelva. Pero me di cuenta que buscaban mis claves y tener acceso a mi cuenta, por lo no hice nada», contó Hahn a Pilar de Todos.
La mujer, entonces, se dirigió al Banco Provincia, donde tiene la cuenta, y contó lo sucedido.
Allí, explicó Hahn, le dijeron que con los datos que tenían los ciberdelincuentes, es decir el CBU y el CUIL, podían hacer débitos sobre la cuenta, pese a que no tenían contraseñas.
«Cuando me dijeron que podían hacer compras e incluso solicitar débitos sobre mi cuenta, pedí que la suspendan, pero me dijeron que no podían hacerlo, que lo tenía que hacer mi empleador, que es el Municipio, ya que doy clases en las escuelas municipales. Fue al Municipio y me aseguraron que ellos no pueden darla de baja, que en todo caso lo que tengo que hacer es poner un abogado, lo que demora mucho, o renunciar a mi trabajo, que es lo que finalmente voy a hacer», lamentó Hahn.
«No se entiende que ninguna de estas entidades nos proteja contra el cibercrimen», finalizó.